CULTURA
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En su recién publicada autobiografía, "A propósito de nada", el director neoyorquino hace balance de toda una vida dedicada al cine y la escritura y se defiende de las acusaciones de abuso sexual que lo persiguen desde los años noventa

Los siete grandes temas en las memorias de Woody Allen, "Apropos of nothing"

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Es probable que muchos admiren a Woody Allen (Nueva York, 1935). Que sientan intriga por conocer su pensamiento, el intelecto que se esconde detrás de las más de 40 películas que ha escrito, dirigido e incluso protagonizado durante el último medio siglo. Pero el cineasta ha publicado sus memorias, Apropos of nothing, y en su tono habitual, se ha dedicado a hablar de todo y de nada. Pero también a justificar algunos de los capítulos más oscuros de su carrera. Los recogemos, pero con un aviso: el juicio se lo dejamos al lector.

Woody Allen y Diane Keaton en la famoa escena de "Annie Hall".
Woody Allen y Diane Keaton en la famoa escena de "Annie Hall".

Incluso antes de ser publicadas, las memorias de Woody Allen produjeron una oleada de chismes, noticias, virales en redes sociales, acusaciones, miedos y preguntas. Como todo lo que hace el director neoyorquino. Después de que la editorial Hachette cancelara sus planes de publicar las memorias (nuevo revés para el director), al final fue Arcada Publishing la que ha puesto a la venta en Estados Unidos A Propos Of Nothing (A propósito de nada), un título que es ya una declaración de intenciones.

Pero al César lo que es del César. Autor de más de cuarenta películas que ha dirigido, escrito y en las que ha actuado como protagonista, autor también de obras teatrales y una ópera, guionista en programas de radio y televisión, monologuista e incluso músico en una banda de jazz, Woody Allen (Nueva York, 1935) es un icono del siglo XX... y del XXI. A sus 84 años ha decidido, en una nueva exposición de su sarcasmo y su ironía, reflexionar (sin reflexión) sobre su vida y su arte ("Para los estudiantes de cine: no tengo nada de valor que ofreceros", escribe). Pero no sólo eso.

En su autobiografía, Woody Allen responde y explica algunas de las controversias que han rodeado su vida privada durante los últimos años, hablando también de las constantes acusaciones de abuso hacia las mujeres; acusaciones que llegaron, incluso, desde su hija adoptiva, Dylan Farrow.

Hemos agrupado algunas de las temáticas, recogiéndolas y extrayendo algunas citas. El juicio se lo dejamos al lector.

1. Lo que Woody Allen piensa sobre su cine

A sus 84 años, es difícil conocer las motivaciones que han llevado al director más prolífico de su época a lanzar, sin pestañear, una película cada año durante casi 50. Creemos saber por qué, pero entre su cinismo y su ironía, nunca ha explicado su proceso de escritura, su elección de actores, sus luchas creativas (si es que las tiene) o si se cuestiona a sí mismo en algún momento. Sabemos que nunca ve sus películas una vez las termina y que sus actores tienen "libertad interpretativa total" -aunque no sabemos qué significa esto-, pero no la motivación última que le lleva a crear.

Diane Keaton y Woody Allen en "Love and Death", traducida en España como "La última noche de Boris Grushenko".
Diane Keaton y Woody Allen en "Love and Death", traducida en España como "La última noche de Boris Grushenko".

Y en sus memorias tampoco lo explica. Hace alusiones vagas a Annie Hall, para la que tenía diferentes finales; a Love and Death (traducida en España como La última noche de Boris Grushenko), que le parece la más divertida de sus "películas divertidas" y tras la cual decidió no volver a leer jamás crítica de cine, y Maridos y mujeres, protagonizada por Mia Farrow y durante cuyo rodaje saltó el escándalo de su relación con la hija adoptiva de ambos, Soon-Yi Previn.

2. La indiferencia de Woody Allen

Muchos creen que es un arma de defensa, la construcción de una barrera para vivir "tranquilo", pero lo cierto es que Woody Allen hace gala de una indiferencia pasiva cuando habla de su vida, de su trabajo, de sus relaciones. Incluso de un empecinamiento en no querer ni mirar, revisar ni hacer balance. Es por eso que dejó de leer críticas sobre su trabajo, dejó de ensayar con sus actores (por los que parece sentir un interés temporal), dejó de saber qué opinaba el público sobre su cine.

Fotograma de Woody Allen.
Fotograma de Woody Allen.

"Para bien o para mal, vivo en una burbuja. Dejé de leer sobre mí hace décadas y no me interesa la evaluación o el análisis de mi trabajo por parte de otras personas", escribe. También habla de que no le gusta "conocer gente" y de que no mantiene relación alguna con sus actores, a los que no tiene "nada" que decirles. "Judy Davis (nominada al Oscar precisamente por Maridos y Mujeres) me intimidó siempre. Nunca hablé con ella, y ella, sabiendo instintivamente que yo no tenía nada de valor que decirle, nunca me habló". No trata de justificarse, ni de reflexionar sobre ello; no tiene una opinión. Y si la tiene, le da igual que la sepamos.

3. Lo que no le gusta a Woody Allen

Hay un punto en el que la indiferencia del director se vuelve amarga. Porque Woody Allen sí que tiene una "lista" de cosas que no le gustan, aunque no emplee ni medio párrafo en explicar por qué. Ni siquiera es capaz (o tiene las ganas) de argumentar por qué detesta aquellas películas que detesta, que van desde Vértigo hasta Con faldas y a lo loco pasando por Qué bello es vivir.

Siente una indiferencia total hacia la cultura contemporánea, hacia la historia, incluso hacia las bases de la civilización. Explica con desgana: "Nunca he visto un montaje de Hamlet. Ni ninguna versión de Our town. No he leído el Ulises, El Quijote, Lolita, Catch 22, 1984, nada de Virginia Woolf, nada de E.M. Forster, ni de D. H. Lawrence, las Brontë o Dickens".

Woody Allen y Mia Farrow en "Hannah y sus hermanas".
Woody Allen y Mia Farrow en "Hannah y sus hermanas".

Pero en el centro de todo lo que le desagrada está él mismo. No le gusta reflexionar sobre sí mismo, ni hacer balance, ni mirar atrás: "No me gusta vivir en el pasado", escribe. Habla sin pasión y sin afecto de su infancia, de sus padres, de sus tías, de su abuela, "gorda y sorda". Y por supuesto, habla con desdén de las mujeres en general, y con algo más de misoginia de aquellas a las que no encuentra atractivas.

4. Woody Allen y Mia Farrow

Es imposible no querer saber qué sucedió en aquella relación. Es el centro mismo de la tragedia. Y a ella, a Mia Farrow, Woody Allen le dedica extensísimos párrafos, el más clarificador, quizá, preguntándose por qué no "huyó de ella". "Mia tenía tres hermanas y tres hermanos. Uno de los hermanos murió tras los controles de un avión. Otro se suicidó con un arma. El tercero fue a la cárcel por acosar a niños. Ahora sé lo que están pensando: ¿Qué clase de idiota soy? Dado el perfil que acabo de recitar, ¿por qué no me largué, fingí mi propia muerte y empecé de nuevo en una situación con menos potencial para la combustión emocional? No tengo respuesta".

Casi todas las culpas van directa y abiertamente a Mia Farrow, de quien dice que era "una desequilibrada" pero con quien no tuvo ningún problema en lo profesional (rodaron 13 películas juntos). "No le gustaba criar a los niños y no cuidaba de ellos realmente", escribe. "No es de extrañar que dos de los niños adoptados sean suicidas. Un tercero lo contemplaba como opción, y una encantadora hija que luchó contra el VIH durante 30 años fue abandonada por Mia para morir sola de SIDA en un hospital en la mañana de Navidad". Son sus palabras.

Woody Allen y Mia Farrow con sus hijos, Moses Farrow, Ronan Farrow, Dylan Farrow y Soon-Yi Previn, en 1988.
Woody Allen y Mia Farrow con sus hijos, Moses Farrow, Ronan Farrow, Dylan Farrow y Soon-Yi Previn, en 1988.Gtres Online.

También habla de su primer matrimonio, con Harlene Rosen: cuando se casaron ella tenía 17 años y Woody Allen, 20. "Yo era un cerdo asqueroso", se confiesa el director, que admite que sacó a su ex mujer de sus casillas con su constante y perpetua "infelicidad". Después llegó Louise Lasser, de quien dice que le provocaba un deseo sexual desmedido pero que estaba "loca", y que sus neurosis hacían imposible la convivencia. Pero entremos en el tema de su hija para entender el tema de su relación con Mia.

5. Woody Allen y Soon-Yi

Es posible que haya quienes estén realmente interesados en la figura del cineasta, pero la mayoría quiere leer A propósito de nada para contemplar los esfuerzos de Woody Allen por justificarse, especialmente en el caso que en 1992 le dio un vuelco a su vida. Aunque fue absuelto en 1993 tras una investigación de siete meses y ha hablado del caso en alguna ocasión, como en la entrevista que concedió a Time en 2001, la opinión pública del último lustro lo ha condenado gracias a los esfuerzos del hoy cuestionado Ronan Farrow, hijo también de Mia Farrow.

Woody Allen y Soon-Yi Previn en una exposición, en 2015.
Woody Allen y Soon-Yi Previn en una exposición, en 2015.Gtres Online.

Cuando Mia Farrow encontró las fotos de Soon-Yi desnuda en poder de Woody Allen, este dijo que fue una "torpeza". Pero ya sabemos que el director no encontraba nada éticamente criticable en su actitud. "No había dilema moral para mí. No fue tan complejo...", explica. La evisceración de Mia Farrow continúa así: "Pensé que tenía una relación con una hermosa estrella de cine que no podría haber sido más amable, más dulce, más atenta a mis necesidades... ¿debería haber visto alguna bandera roja?". Habla de ella como una mujer manipuladora, furiosa, vengativa, pero entiende que su ira al descubrir las mencionadas fotos fue "la reacción correcta". Algo que no terminamos de entender.

7. Woody Allen y Dylan Farrow

Y esta es la parte menos agradable de leer, aunque tampoco hay mucho nuevo. La hija de Mia Farrow acusó a Woody Allen de haberla acosado cuando tenía tan sólo 7 años. Las acusaciones han estado presentes en la carrera del neoyorquino desde entonces, si bien él las ha calificado de "chismes" que no le afectan.

"Jamás le he puesto un dedo encima a Dylan", apunta, "fue una invención pura". Si bien en su día capeó el vendaval unido a Soon-Yi, la segunda oleada de acusaciones destapadas durante el #MeToo terminó de derribarlo: "Poco sabía yo que, una vez que te han ensuciado, quedas vulnerable para siempre".

Mia Farrow y Dylan Farrow en la MET Gala de 2016.
Mia Farrow y Dylan Farrow en la MET Gala de 2016.Gtres Online.

Último apunte: "Lamento haber tenido que dedicar tanto espacio a la falsa acusación lanzada contra mí, pero esa situación es como agua para el molino del escritor y añade un fascinante aspecto dramático a una vida que de otra manera sería bastante rutinaria", escribe. Y como justificación, añade: "Hay gente que cree que yo podría abusar de un menor, pero también hay quien cree que Obama no es americano".

La última frase del libro, spoiler alert, dice así: "¿De verdad no tengo ningún interés en mi legado? Ya se me ha citado con anterioridad hablando de este tema, así que lo dejaré así: en lugar de vivir en los corazones o en las mentes del público, prefiero vivir en mi apartamento". Y casi 500 páginas después, eso lo tenemos claro.

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